
Solo quiero que nunca te olvides de mi, de nuestros mil amaneceres juntos, de los suspiros que nos regalamos, de esas discusiones que duraban tres minutos y esos besos de reconciliación de otros tres minutos más.
Ese momento en el que nuestras miradas se cruzaban y tímidamente se alejaban hacia otro lado. La curva tonta de tu sonrisa cuando te decía:
te quiero.
Te dí lo mejor de mi, te lo juro, al menos lo intenté. Cuando estas justo en el mejor momento de tu vida todo da un giro de 180 grados y las caricias se fueron disminuyendo, los besos fueron olvidándose en busca de otros labios y los te quiero se extinguieron.
Y es que a pesar de todo el daño, hoy amanecí con ganas de amarte, de recordarte, el pasado ya es pasado pero podríamos hacer esa excepción...
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